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ANGEL FRENTE A SPIKE


O Spike frente a Angel, que tanto da. No se vaya a molestar nadie, que Angel o Spike es la eterna discusión.
Como to be or not to be. O a quién quieres más, a papá o a mamá.

Los caracteres de los personajes vampiros pueden llegar a ser tan diversos como los de los humanos. Y en este sentido, resulta difícil encontrar a dos más opuestos que Angel y Spike. En Buffy cazavampiros, Spike, que hace una entrada deslumbrante pero breve como la de una estrella fugaz, va sin embargo afianzándose como personaje episodio a episodio, descubriendo facetas inesperadas y convirtiéndose en puntal de la serie hasta adquirir un fascinante protagonismo. A Angel le ocurre casi lo contrario: empieza siendo el partenaire de la protagonista, su amor imposible y trágico, el héroe de la oscuridad, pero, como una burla cruel, su efímera felicidad ratifica la imposibilidad de ese amor. Empujado por el sentido común y el sentido del deber, Angel opta por desvanecerse entre las sombras, difuminando su presencia hasta desaparecer por completo de la serie. Siempre será el primer -¿y único?- amor de Buffy, el más intenso, generoso y al que más le duele renunciar, pero hay que reconocer que, como personaje, Angel tiene más de estereotipo que de verdadero calor.

Eso en Buffy, porque en Angel es otra cosa. En su serie surge el verdadero Angel. Ahí es cuando alcanza altura y auténtico peso específico y ahí el primer vampiro con alma se humaniza. Deja de ser el amor imposible, el novio romántico y tan misterioso que no parecía de carne y hueso (o de lo que estén hechos los vampiros) y se hace un personaje que transmite: tan lacónico, introvertido y torturado como siempre, pero ahora entendemos qué pasa en su interior. Realmente hay un alma bullendo en ese personaje y no sólo por la maldición gitana, sino también por la gracia de los guionistas. Lo vemos en su pelea con Buffy cuando ella viene a Los Ángeles persiguiendo a Faith y se encuentra con que Angel la protege (Santuario). Es la primera vez en que el aparentemente imperturbable Angel pierde los nervios. Por primera vez expresa en voz alta cuánto siente todo lo que nunca tendrá y, además, cómo lamenta tener que abandonar el campo sin lucha. (“Tú has encontrado a otra persona. Yo nunca podré. Cada vez que te veo, me rompo por dentro”.) La máscara acartonada de las primeras temporadas de Buffy se ha convertido en un rostro doliente.

En su serie, Angel es un tipo al que hay que respetar porque ha sabido ganarse el respeto (igual que sabe ganarse el perdón).
Spike... es más bien una debilidad. Spike nos gusta siempre y haga lo que haga: malvado, vulnerable, heroico, descreído, cínico o sensible. Cuando ama y cuando odia. Cuando ataca y cuando está indefenso. Cuando es un cabrón y cuando es un encanto. (Curiosamente tiene, además, la habilidad de simultanear los extremos más opuestos)

Hay un capítulo de Angel, -In the dark (1x03)-en que se enfrentan no los dos sino tres vampiros. Cada uno de ellos es un mundo.

Spike y Angel se disputan la gema de Amara (que previamente Buffy había arrebatado a Spike y que Oz se había encargado de entregar en Los Ángeles). Spike consigue capturar a Angel y someterlo a una sesión de tortura para que revele el paradero del anillo. El torturador contratado por Spike es Marcus. Las escenas en que aparecen los tres vampiros dan lugar a interesantes puntos de vista desde tres identidades muy distintas:
* Angel es el héroe de oscuro pasado y busca el perdón.
* Marcus, atildado, meticuloso, que se coloca cuidadosamente sus gafitas antes de ponerse al trabajo, es un torturador adicto únicamente al dolor (o eso cree erróneamente Spike). Representa el mal refinado, lo prototípico de un vampiro.
* Lo de Spike –en estos momentos, todavía vampiro malvado y sin chip- es más bien una actitud. Actitud que sería penosa si no fuera cómica. En su primera intervención –espiando a distancia la conversación de Angel con la chica que acaba de salvar- se burla del aura heroica de Angel y su misión de salvaguarda de desvalidos. Chulesco, descarado, amenazante... vuelve a ser el chico malo dispuesto a hacerse con la ciudad... Pero, al final (cuando Angel ha escapado y Marcus le ha birlado “su” anillo), a solas suspira: “Al menos espero que se maten el uno al otro”. Como siempre, a Spike le salva su lucidez. No se engaña ni a sí mismo.
Por otra parte están sus objetivos:
*A Marcus le gustan los niños. (“Comérselos y otras cosas asquerosas”- disfruta explicando Spike). Representa una maldad refinada y pulcra, lo más parecido a un Drácula clásico.
*Spike quiere una ayudita para el juego de la supervivencia. Spike es un jugador tramposo.
* Angel quiere “el camino difícil”.

Spike y Marcus evalúan a Angel. Marcus fríamente, quizás con algo de admiración hacia un espécimen poco habitual, y Spike con un tono de reproche por lo que él considera hechos imperdonables. Marcus constata: “ha conocido el amor”. Spike ratifica: “Con una cazadora. ¡Qué perversión!”. “Tiene alma”- advierte Marcus. “Sí, ¿es eso un problema para la tortura?” “Doscientos años y su piel es perfecta” comenta apreciativo Marcus y Spike replica “irritante, ¿verdad?”
Marcus y Spike presentan el envés de los valores humanos. Desde el punto de vista de los dos vampiros ejemplares que son, Angel es un desertor, un traidor, una vergüenza. Incomprensible y rechazable. El amor es una perversión. El alma, una incomodidad, aunque les venga bien tener un motivo más de sufrimiento para una sesión de tortura. Más que ironía, el planteamiento de la escena es de un retorcido ingenio. El cinismo de los dos vampiros malvados afirma, por oposición, los valores de Angel que ellos rechazan. Pero al mismo tiempo se contemplan con distancia y desapego.

Una vez más, se reafirma que Angel y Spike son como el positivo y el negativo de una fotografía: aparentemente la misma realidad, pero inversos. Angel es contención, silencio, reflexión. Le es difícil comunicarse, a pesar de que tiene una misión solidaria. Spike es pasión, exuberancia, desbordamiento vital, fanfarronada y sentido del espectáculo. Si a Angel en sus momentos de intimidad lo vemos solitario a oscuras leyendo un libro (Por ejemplo, la biblia del existencialismo, La náusea ¡y en francés!); en Spike sería impensable. Renegando de su culto pasado de poeta, Spike busca diversión, ruido, peleas o partidas de póker. Y en la tranquilidad de su cripta, telenovelas. Si Angel se preocupa por proteger a la gente, Spike es fundamentalmente egoísta. Su objetivo prioritario es él mismo, o lo que él quiere (Buffy). Angel es bueno y Spike, malo. Pero la experiencia nos demuestra que en el whedonverso las cosas pueden cambiar en cualquier momento, y especialmente con estos dos que lo mismo pueden salvar el mundo que tener un día tonto y despertarse convertidos en la encarnación del Mal. Son dos personajes radicalmente diferentes y, sin embargo, ambos muy atractivos.

Angel es un solitario. Respetado, pero distante. Difícilmente consigue romper las barreras para acercarse a los demás. Su forma de ser justifica las quejas de Cordelia y Doyle sobre que no se comunica. Spike, por el contrario, es muy sociable. Se entiende a la perfección con quien menos sería de esperar (Joyce, Dawn, Clem...) y, aunque jamás lo confesaría, se muere por encajar en una familia, unos amigos, un afecto. Él también lo tiene difícil porque siempre es mirado con reticencia (y a fuer de sinceros, hay que reconocer que motivos ha dado para la desconfianza)
Angel se impone un férreo autocontrol porque sabe lo que puede ocurrir si se descontrola. Spike no conoce leyes.
Angel tiene una doble personalidad perfectamente escindida. Sin embargo Spike es siempre el mismo aunque capaz de compatibilizar todos los extremos. Los dos pueden ser buenos y pueden ser muy malos.

En el pasado, paradójicamente el ejemplar Angel era Liam, un gañán crápula y juerguista. Y el malvado Spike, William sensible, tímido y buena persona. Los dos tienen el mismo nombre y recorren el mismo camino, aunque siempre primero Angel. Spike sigue su estela y reproduce su historia, algo que quizá no le agrade porque, aunque lo admira, constantemente compite con él y se siente decepcionado o frustrado por “su Yoda”. Pero los pasos de Spike reproducen uno por uno los de Angel: vida insatisfactoria, vampiro, amor, alma, redención... Si Faith era el reverso oscuro de Buffy, Spike lo será de Angel. Pero la mirada humanista del whedonverso comprende a los pecadores y les concede siempre una segunda oportunidad. Tanto para Faith como para Spike hay esperanza