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Extraña alianza

  (4 x 03)

 

Este fanfic se sitúa entre los capítulos 2 y 3 de la cuarta temporada de Buffy cazavampiros y narra un supuesto breve encuentro de Buffy con Spike un poco antes de su aparición oficial en la cuarta temporada que se tendría lugar más o menos el día siguiente.  

I

 

Buffy se sentía con mariposas en el estómago, como cada vez que Parker estaba a su lado. Se habían encontrado en la biblioteca (en realidad, Buffy se había hecho la encontradiza) y había sido tan amable de acompañarla hasta los dormitorios femeninos porque “era peligroso para una chica ir sola por el campus después de anochecer”. ¡Qué mono era Parker! ¡Y qué sensible! Buffy se guardó muy mucho de decirle que difícilmente podría encontrarse en el campus algo que fuera más peligroso para ella que para él y se dejó acompañar con la sonrisa boba en la boca, sonriendo embelesada ante cualquier cosa que él decía e intentando que no sonara demasiado tonto lo que decía ella.

Cuando el joven se paró para despedirse, el corazón de Buffy empezó a latir desbocadamente. ¿La iría a besar? Por favor, por favor... ¿Por favor sí o por favor no? No estaba nada segura de lo que deseaba. Por una parte, esperaba que lo hiciera, pero por otra, sentía pánico de volver a sentir unos labios masculinos sobre los suyos. Sabía que debía rehacer su vida, buscar, después de Angel, la dulzura que quedaba en el mundo y estaba segura de que podría encontrarla en los hermosos ojos de Parker.

-    Bueno, hemos llegado.- Parker la miraba sonriente. Había colocado su mano sobre el hombro de la muchacha y ella notaba que aquella parte de su piel quemaba. Sintió que debía decir algo, aunque no se le ocurría nada.

-    Sí, ya hemos llegado.- Finalmente, la voz de Buffy, demasiado nerviosa, rompió la magia del momento. Se odió. Parker detuvo sus ligeros avances considerándolos quizás demasiado prematuros.

-    Entonces, ¿hasta mañana?

-    ¿Te veré mañana? –preguntó con ansiedad.

-    Claro – dijo Parker mientras se despedía con una sonrisa que era una promesa de felicidad.

 

Buffy suspiró mientras lo miraba desaparecer en la noche. ¡Ciertamente, empezaba a encontrarle muchos alicientes a la universidad! Se dirigió hacia el edificio donde se ubicaba su habitación, pero apenas había dado dos pasos cuando la detuvo una voz con un inconfundible tono irónico, que salía de entre los arbustos a su espalda.

-    ¡Que bonito es el amor! Y qué lento. Casi me salen raíces esperando a que os despidierais.

-    ¡Spike! – Buffy, como en un reflejo, se puso en guardia.

-    Tranquila, cazadora. No he venido a matarte. – añadió en un tono bajo que pretendía ser burlón.- Todavía.

-    Querrás decir que no esperas que te mate. Todavía. – En cualquier caso, era demasiado extraño que los vampiros vinieran a buscarla. Sobre todo los vampiros que se suponía que estaban muy lejos- ¿Qué haces aquí? Tenía la esperanza de no volver a verte.

-    ¡Vaya forma de recibir a un extranjero! Vamos a dar un paseo. Tengo que proponerte un plan.

-    No hay ningún plan tuyo que pueda interesarme.

-    Éste seguro que sí. En realidad, he venido a pedirte ayuda.

-    ¡Ja! Hace tiempo que no me contaban un chiste tan gracioso. ¿Por qué crees que voy a ayudarte?

-    Por una buena razón: Tu madre. – Le tendió un teléfono móvil, mientras le ordenaba:- Llámala.

Buffy lo miró desconcertada. Asaltada por una angustia indefinida tecleó nerviosamente el número de su madre. Al segundo tono oyó descolgar el teléfono:

-          Mamá...       

» -¡Buffy! ¿Pasa algo, cielo?

-          No, no... ¿estás bien?

» - Claro, es que me extraña que llames a estas horas de la noche. De verdad ¿que no ocurre nada?

-          De verdad, - Aquello no tenía ningún sentido. Miró a Spike que seguía a su lado, con  su  odiosa sonrisa burlona. Iba a despedirse de su madre, cuando, oyó que ella continuaba.

»- Por cierto, Buffy, ¿sabes quién ha estado aquí? Aquel amigo tuyo tan extraño...

-          Spike.- murmuró. Y luego más alto, antes de esperar la confirmación de su madre- ¡Y no es amigo mío, mamá!

» - Sí, ése. Ha preguntado por ti, pero, como no estabas, se ha quedado un ratito hablando conmigo. Ha sido muy amable.

Buffy habría querido borrar a golpes la sonrisa de la cara de aquel asesino. Spike se le acercó para susurrarle al oído.

-          Pregúntale si me dejó a solas.

Aquello era muy raro, pero Buffy no tenía más remedio que obedecer.

-          Oye, mamá, ¿has estado todo el rato con él?

-          Sí, bueno... excepto cuando ha pedido ir al servicio. Como comprenderás, no iba a acompañarle allí. Buffy, me estás preocupando...

-          No pasa nada, mamá. Mañana iré a verte, te lo prometo. Besos.– Colgó, para mirar con cara de muy pocos amigos a Spike- Ahora vas a explicarme qué está pasando.

-          Tu madre es una persona encantadora, así que, cuando he vuelto a Sunnydale, se me ha ocurrido pasar a saludarla.

-          ¿Y?

-          Y le he dejado un regalito en su casa.

-          ¿Qué es?

-          Una especie de bomba, claro. Una vasija con una sustancia que genera un gas letal cuando reacciona en contacto con el oxígeno. De momento no hay peligro. Está escondido y tu madre no lo verá, así que no hay peligro de que lo manipule. Mientras no lo muevan, tu madre estará a salvo. Durante cinco horas. Al cabo de ese tiempo, un mecanismo romperá la vasija; pero no te preocupes, cinco horas son más que suficientes para que acabemos nuestro trabajo.

Buffy le miró horrorizada y asqueada. Pero procuró mantener la calma: no podía dejarse llevar por los sentimientos. Necesitaba saber exactamente cuál era la situación.

-          ¿Cuál es ese trabajo?

-          Una misión de rescate. Tengo un socio, -Spike buscó una palabra más exacta.- un colaborador, bueno... un tipo que necesito porque es el único que  posee cierta información. Resulta que se lo han llevado unos demonios y son demasiados para mí solo. Podría contar con cierta compañía, pero me temo que no es muy aguerrida. Así que pensé que como se trata de acabar con demonios, ¿qué mejor que acudir a la cazadora? – Acentuando aún más su ironía habitual, añadió:- Pensaba, no sé por qué, que igual necesitaba convencerte para que me ayudaras. – Su voz recuperó cierta sombría seriedad para demostrar que aquello no era broma.- Quid pro quo. Tú me ayudas y yo salvo a tu madre.

Buffy intentó no dejarse llevar por la preocupación. Sólo su calma podía mantener a raya a aquel indeseable:

-    Tengo otras opciones: puedo llamar a Giles para que busque tu bomba y se la lleven. O para que la desactiven.

Spike negó con la cabeza.

-. Si la mueven, explota; si intentan reventarla, explota. Únicamente se desactiva mediante una clave que solo yo conozco.

- También puedo obligarte a revelar la clave.-arguyó Buffy procurando sonar amenazante.

Spike rió:

- No me ofendas. Estoy seguro de que puedo aguantar cinco horas de tortura. Y si me amenazas con llevarme allí, te recuerdo que no respiro, o sea, sería el único que se salvaría.

Buffy valoró la situación. Pero no se le ocurría ninguna forma de romper la telaraña que Spike había tejido. Había sido muy astuto. Supo que tenía que claudicar, pero antes le advirtió muy seriamente.

-    Si mi madre sufre algún daño, te mataré.

-    Creí que me ibas a matar de todas maneras.

-    Sí, desde luego, ... -¿Por qué siempre tenía que descolocarla?- Pero te mataré más lentamente.

Spike se encogió de hombros.

-    Llevo ciento veintidós años muerto. ¿Te parece una muerte suficientemente lenta? ¿Crees que puedes superar eso?

-    Bueno, ¿qué hay que hacer? –le atajó antes de que la enredara de nuevo en sus ironías.[T1] 

 

II

 

Spike la condujo hacia una alejada zona industrial. Mientras se acercaban, ni siquiera tuvo la decencia de mantenerse callado.

-    Parece que ahora te van mejor las cosas, eh, rubia.

-    Mi vida no es asunto tuyo.

-    Ya, pero... ese chico nuevo con el que sales...

-    Parker... – a Buffy se le puso la sonrisa tonta sólo de pensar en él. La borró inmediatamente al notar la sorna con que la miraba el vampiro rubio.

-    Con que  Parker... ¿Se llama así esa sabandija? No sé qué le ves. Bonita cara y bonitos ojos, pero bastante descafeinado, ¿no?

-    ¡Tú no puedes entender la atracción que despierta alguien sensible y bondadoso!

-    Pues yo diría que es bastante sencillo de entender: como toda sabandija, tendrá un buen rabo.

Buffy le miró más que con odio, con repulsión. Sería difícil encontrar una criatura más obscena y desagradable que Spike. Bajo su rostro sugestivo y su sonrisa seductora se escondía el veneno de una víbora. A punto estuvo de golpearle, pero quizás ni siquiera valía la pena. Intentando dejar bien claro cuánto le repugnaba, le escupió su desagrado:

-    Ni en cien mil años que vivieras, podrías llegar a parecerte una millonésima parte a Parker

Spike exhibió la más abierta de sus sonrisas:

-    Gracias, amor. Es la primera cosa bonita que me dices esta noche.

Ciertamente, un diablo con aspecto de ángel. Buffy le dedicó todo su desprecio.

- No eres más que un maldito chupasangre.

Spike chasqueó la lengua divertido.

- Yo creía que la que se iba a dedicar ahora a chupar eras tú.

- Te voy a matar, Spike

La amenaza de Buffy se solapó casi con la réplica del vampiro.

- ¿Sabes qué, cazadora? No me importaría experimentarlo.

- No te preocupes, no tardaré en clavarte una estaca.

- Nunca me entiendes .- Spike movió la cabeza fingidamente reprobador, pero en realidad lo estaba disfrutando- El verbo que me gustaría que experimentaras conmigo no es “matar”

- Eres un cerdo, Spike.

 

Buffy lo dejó por imposible, y se sumió en un silencio digno mientras seguían andando, pero Spike, incombustible, volvió a la carga minutos después.

-    Y ... ¿así que ya te has olvidado del pobre Cabeza de Yunque?

-    No es asunto tuyo.

-    Claro que lo es. Bueno, no. Pero me interesa. Conozco a Angelus desde hace más de un siglo, literalmente. ¿Sabes que fue mi maestro? Pero últimamente, me ha decepcionado tanto... ¡Fíjate, enredarse con una cazadora...! Una historia que sólo podía tener un mal final.

Miró a Spike de arriba abajo. Y su mente se disparó, en uno de esos desvaríos absurdos de la consciencia, imaginó cómo podía ser vista desde el exterior su pasada historia de amor con Angel: una cazadora con un vampiro, un vampiro asesino como Spike. Una oleada de repugnancia la asaltó.

- No te preocupes, a ti no te ocurrirá nunca.

- Eso puedes jurarlo, bonita.

Buffy se sintió despreciada. Tanto como ella había despreciado a Spike. Por ridículo que fuera que le afectara el desdén de Spike, se sintió molesta. Así que contratacó. Se iba a enterar ese... demonio, de que ella también tenía lengua afilada.

-    ¿Y qué tal tú con Drusilla? Esa historia también acabó mal, ¿no?

Con pesar y un tanto evasivo, Spike quiso salirse por la tangente. Dio una vaga explicación.

-  Se le metieron cosas raras en la cabeza.

-    Creí que tu novia siempre había tenido la cabeza llena de cosas raras. Y tú, de cuernos, por cierto.

Spike lo asumió con elegancia. O con indiferencia. No hizo ningún ademán y ni se molestó en negar. Pareció más interesado en observar a su alrededor.

 

Habían llegado. Estaban en un polígono destartalado, donde sólo se veía una serie de almacenes aparentemente abandonados.

-    ¿Hacemos algo? –preguntó Buffy.

Spike le miró con burla, con una inequívoca expresión malévola, pero debió de juzgar que ya se había pasado lo suficiente con sus comentarios hirientes y, por una vez, se guardó el sarcasmo que Buffy le había dejado en bandeja. Muy comedido, se limitó a indicar:

-          Tenemos que encontrar el pabellón 23 B.

Se separaron unos metros. Buffy se internó en un callejón oscuro y maloliente donde se amontonaban escombros y cascotes que llegaban hasta media altura. Escaló por ellos y al otro lado encontró apiladas unas cuantas cajas al lado de una puerta metálica. Evidentemente, las cajas estaban tapando el número del pabellón, así que se dispuso a retirarlas para ver cuál era. Pero antes de que llegara a tocarlas, apareció Spike.

-    Eeeeh, - La detuvo.-  “Fragile. Inflammable. Très dangereux” – leyó con un perfecto acento galo. Viendo la cara  de  Buffy se dignó traducir:- “ Muy peligroso”. ¿Es que no sabes leer?

-    En francés, no. –reconoció ella.- Se me daba fatal en el instituto. –  Y no sería porque Willow no se esforzara en ayudarla, recordó; pero siempre se le había atragantado esa asignatura. Como otras. Sin saber muy bien por qué, casi como una disculpa, comentó.- Angel leía en francés. “La náusea”. –mencionó el título en que solía enfrascarse.

-    Angelus siempre ha sido muy rarito.–admitió Spike, ligeramente reprobador.

-    Tú también hablas francés- denunció Buffy.

-    Pero no leo a Camus. Es demasiado deprimente.

-    ¿Cómo sabes que es deprimente si no lo has leído?

-    Oye, ¿hemos venido a hablar de literatura? – Atajó como si realmente le importara que su incongruencia quedara patente.-  Será mejor que sigamos juntos. No me fío de ti. – refunfuñó y Buffy elevó los ojos al cielo convencida de que se estaba ganando un premio a la paciencia. ¡Lo que tenía que oír!

Spike caminaba ahora seguro, a grandes zancadas. Le indicó silencio al tiempo que señalaba un edificio grande y gris, que se recortaba como un enorme cubo en la penumbra.

-    He encontrado el pabellón. Es ése.

Siguiendo al vampiro, se apostó junto a él tras unos contenedores situados frente a la puerta del almacén. “¿Y ahora qué?” –se preguntó Buffy. Empezaba a estar un poco harta de seguir sumisamente todo lo que decía él. Decidió que quería empezar a tomar alguna iniciativa. Y para eso necesitaba saber algo más.

-    Dime qué estás buscando.

-    Ya te lo he dicho: información.

-    Información ¿sobre qué? –insistió Buffy.

-    Uno tiene sus pequeños secretos, cielo.

-    O me lo dices o me largo.

-    Sabes que no puedes hacer eso.- Pero al poco, cambió de opinión. Suspiró.- En fin, para qué no digas que te oculto cosas. Digamos que es una joya de familia.

-    Tú no tienes familia, Spike.

-    De la familia vampírica, ¿vale?

-    Ah, ¿y se puede saber de qué se trata? Anillos tienes suficientes. ¿Qué es ahora? ¿Unos pendientes, un medallón...?

-    Los colgantes no me sientan bien.

-    Seguro que es muy elegante. Algo que vaya bien con tus uñas pintadas de negro, tu indescriptible pelo y el resto de tu exquisito look.

-    Mira quién habla sobre elegancia.

-    ¿Qué tienes que decir de mi forma de vestir?

-    Déjalo. –pidió. Por primera vez  renunciaba a la batalla. Algo llamaba más su atención.

III

 

A lo lejos, se abrió una puerta. Buffy alargó la cabeza y su melena se interpuso en el campo de visión de Spike que alargó la mano para retirarle el pelo.

- ¡No me toques! –protestó la chica, como si sintiera el contacto de un alacrán.

- No me dejas ver.

- Si fueras más alto...

- Claro, Shaquille O´Neill.

Del almacén salieron dos hombres que miraron con notoria desconfianza a ambos lados de la puerta.. Simultáneamente, tanto Buffy como Spike se auparon sobre el contenedor. Sus cuerpos volvieron a rozarse.

- ¡Que no me toques!- siseó Buffy.

- Ya te gustaría. – respondió Spike con rencor. Buffy se limitó a fulminarlo con la mirada.

A lo lejos, los dos hombres hablaban.

- Deben tener a mi socio dentro.- Murmuró Spike.- Habrá que sacarlo de ahí.

- ¿Y cuál es el plan?- preguntó Buffy.

-¿Plan? ¡Qué aburrimiento! – Buffy pensó que no le había resultado tan aburrido pensar la complicada encerrona a su madre.- ¿Qué te parece si salimos, tú les atizas y yo les atizo?

La muchacha negó con la cabeza.

-    Al menos necesitamos saber cuántos son en total.

-    Está bien.- admitió Spike.- Yo voy, hablo con ellos y tú los vigilas desde aquí. Cuando te avise, atacas.

-    No me gusta... –empezó Buffy, pero su protesta fue inútil porque ya Spike avanzaba directamente hacia los dos tipos.

Como había dicho, se dirigió sin dudar hacia la entrada del almacén, Buffy le vio acercarse a los dos tipos que salieron a su encuentro, charlar un poco con ellos  y... de pronto, girarse hacia donde estaba ella y señalarla inequívocamente con el brazo extendido. 

 

IV

 

A su alrededor surgieron como por ensalmo tres vampiros que rodearon a Buffy y la obligaron a salir de su escondite. La chica reaccionó con rapidez y, después de jurarse que su siguiente cita con Spike sería en la playa a las doce de un día muy soleado, arremetió contra el vampiro más cercano. No le costó mucho dejarlo fuera de combate, pero cuando intentaba hacer lo mismo con los otros dos, la detuvo una voz autoritaria que llegaba de uno de los que estaban junto a Spike.

- Alto, niña.- Aún en la distancia era inconfundible el rifle de mira telescópica que apuntaba hacia ella.- No creo que ni siquiera una cazadora sea inmune a esto. Ven a acompañarnos.

Buffy obedeció. No tenía otra opción.

Al pasar junto a Spike, le escupió su desprecio:

- ¡Maldito traidor!

El vampiro rubio ni la miró. Mantenía su sempiterna sonrisa sarcástica interesado exclusivamente en llevar a buen puerto sus asuntos. Se dirigía al hombre del rifle, evidente jefe de la banda:

- Joshua por la cazadora. Ése era el trato. Yo he cumplido mi parte. Te toca.

- Ajá.- asintió el otro. Hizo un gesto con la cabeza y de dentro del almacén, escoltado por  el séptimo miembro de la banda, trajeron afuera a otro vampiro malencarado, maniatado y con apariencia de bastante asustado.

Spike se acercó a él y, sacando una navajita, cortó sus ligaduras. Le palmeó el hombro y le ordenó.

- Espérame en el coche. -“¿Qué coche?”-se preguntó Buffy. En cuanto el vampiro desapareció, Spike se dispuso a hacer lo mismo, después de saludar amablemente.- Bueno, chicos, ha sido un placer hacer negocios con vosotros. Espero que también disfrutéis con la cazadora.

- Un momento, Spike.- le detuvo el jefe.- Como tú has dicho, el trato era dejar libre a Joshua a cambio de ella. Pero de ti nunca hablamos. Eres una pieza demasiado golosa. Conozco a más de uno que pagará generosamente por arreglar cuentas contigo. De hecho, Joshua sólo era el cebo. Un cebo para pescar dos peces grandes.

- Eh, somos amigos- protestó Spike. Se acercó al tipo aparentemente conciliador y con la mejor de sus sonrisas.

-Quieto ahí- le ordenó el otro, pero él avanzó un poco más. Ahora, casualmente o no, Spike se interponía entre el rifle y Buffy y ella comprendió que era la única oportunidad que tendría. Dio una contundente patada al hombre de su izquierda y se encaró con el de la derecha haciéndole retroceder entre una lluvia de puñetazos. Entre tanto, Spike se lanzó de cabeza contra el estómago del jefe de la banda. Tomado de improviso, fue rápidamente desarmado, aunque tuvo tiempo de hacer dos disparos mientras caía hacia atrás. El primero se perdió y el segundo rozó ligeramente a Spike, un mero arañazo inofensivo para un vampiro además inmune a las balas.

- Estas cosas pueden hacer daño a la señorita.- recriminó al tiempo que le arrancaba el rifle de las manos y lo estampaba un par de veces contra la esquina. La mira telescópica salió volando y los cañones se torcieron. Inservible, lo arrojó lejos mientras se disponía a hacer frente a los otros tres vampiros que venían contra él.

Por su parte, Buffy se había deshecho rápidamente del primero de sus atacantes y ahora atraía la atención de los dos restantes. Podía mantenerlos a raya con sus puños y patadas, pero necesitaba desesperadamente una estaca. (Desde que estaba en la universidad, era difícil camuflarlas entre carpetas y libros, así que había decidido reservarlas sólo para sus patrullas por el cementerio). En aquel momento, Spike lanzaba a uno de sus enemigos contra una gran caja de madera que se hizo trizas con un crujido siniestro. Arrancó uno de los listones puntiagudos que habían resultado y se lo lanzó a Buffy.

-    ¡Cazadora!.- La joven lo recogió en el aire, en mitad de un giro que acabó clavando la improvisada estaca en el pecho del vampiro que se abalanzaba contra ella. “No. ¡Si al final voy a tener que darle hasta las gracias...!”- pensó molesta mientras una nube de polvo explotaba frente a ella. v

A Buffy sólo le quedaba un atacante y se deshizo de él sin dificultad. Sin embargo, Spike aún lidiaba con dos supervivientes duros de pelar que estaban arrinconándolo contra la pared.

- Eh, - la llamó- ¿no me vas a ayudar, cazadora?

Por un segundo, Buffy se lo pensó, pero luego recordó que la vida de su madre dependía de la del vampiro rubio y se resignó a salvarle el pellejo.

Les bastaron unos segundos. Buffy y Spike sincronizaban sus movimientos felinos, entrelazándose de forma milimétrica. Casi parecía una danza, en el que los dos encadenaban sus golpes, siempre certeros, con la facilidad y la belleza de dos depredadores acostumbrados al juego de la muerte. La estaca de Buffy convirtió en polvo a su vampiro casi al mismo tiempo que Spike tendía al suyo a sus pies.

-    Guuaaauuuu- aulló Spike. ¿Los vampiros tendrían subidas de adrenalina? Buffy no lo sabía, pero Spike estaba encantado. Eso quedaba claro.- Podría acostumbrarme a esto, cazadora. ¡Eres tan excitante! Pelear contigo es casi tan bueno como pelear contra ti.

Pero Buffy aún tenía la estaca en la mano y avanzaba hacia él.

-    Me traicionaste.

-    No digas tonterías. Los traicioné a ellos.

-    Pues eso, eres un traidor por partida doble. Si acabo contigo ahora, haré un gran favor a la Humanidad. Y me evitaré problemas futuros.

-    No me fastidies, nena. Si acabas conmigo ahora, ya sabes lo que pasará en tu casa.

Desgraciadamente tenía razón

-    Entonces, ... te daré esto a cuenta.- El puño de Buffy impactó contra su mentón con toda la fuerza que le proporcionaba su ira. Spike cayó hacia atrás.

Desde el suelo se frotó la zona dolorida.

-    Vaya, sí que estás enfadada. Y no sé por qué. Seguí el plan que sugeriste, averigüé cuántos eran, incluso te escudé para evitarte un disparo, ¿qué más quieres?

Buffy lo miró con rencor, aunque un poco más calmada. No creía ni media palabra de los argumentos de Spike, pero lo mejor sería acabar de una vez con aquella farsa. Procuró mostrarse razonable.

-    Bien, he cumplido mi parte del trato. Dime dónde está la bomba y cómo desactivarla.

-    ¿Bomba? – Spike volvió a ponerse en pie.- ¡Ah! La bomba. Es una caja roja, está en el armario del baño, puerta izquierda, detrás de los paquetes de compresas y las cosas esas de chicas. Dásela a tu madre. Por las molestias. Es una caja de bombones.

-    ¿Bombones?. – Tras las sorpresa, Buffy se enfadó consigo misma. Tenía que habérselo imaginado. La última burla del incorregible tramposo. En cualquier caso, le podía la indignación -  ¡Bombones!. Seguro que están envenenados.

-    ¡Claro que no! No son para ti. – Según Spike, aquella debía de ser justificación suficiente.

Buffy, furiosa como pocas veces lo había estado, le dio la espalda y quiso marcharse sin decir ni media palabra más. Pero Spike no estaba acostumbrado a que le dejaran con la palabra en la boca.

-    Oye.- la detuvo.- No es por meterme en tu vida, pero tómalo como un consejo de amigo: la sabandija no me gusta para ti. Lo de Angelus, vale, tenía cierto halo trágico, pero lo de ese guaperas...no está a tu nivel.

Buffy se volvió muy lentamente, procurando que su voz reflejara bien a las claras todo el desprecio que sentía hacia él.

-    No quiero tus consejos. No eres mi amigo. No admito que te metas en mi vida. ¡Y no le llames sabandija!- acabó gritando en una lastimosa pérdida  de control.

- Como gustéis, Milady.- Spike acentuó su sonrisa, hizo una reverencia burlona y la saludó con la mano mientras se perdía entre las sombras.- Saluda a la señora Summers de mi parte.

 

Buffy llegó a su casa poco después de amanecer, pero Joyce estaba ya levantada y preparaba el desayuno. Apenas se detuvo en besar a su madre y luego corrió al baño. No le costó encontrar lo que efectivamente era una auténtica y genuina caja de bombones. Bajó para echarla a la basura. Entonces la sorprendió su madre.

-    ¿Qué haces, Buffy? ¿Qué es eso?

-    Esto... es de Spike.- Resignada, le tendió la bonita caja-  Para ti.

-    Oh.... ¡qué cielo! Me gusta ese chico –afirmó con convencimiento Joyce.

-    ¡Mamá! – La protesta de Buffy bullía de indignación!- ¡Y no es un chico!

-    Bueno, en comparación con la gente rara que frecuentas, él es de lo mejorcito, reconócelo.

-    Mamá, “yo no frecuento gente rara”. Yo mato demonios. Demonios como Spike, precisamente.

-    Pues es un demonio muy educado. –insistió Joyce con una terquedad que Buffy consideró digna de mejor causa.

-    ¡Ja! Sí, seguro que demuestra una exquisita educación cuando te clava el colmillo en la yugular.

 

Su madre no podía entenderla. Buffy, de camino a su habitación escalera arriba, iba pensando. Era lo que tenía ser cazadora, resultaba inevitable tratar con indeseables como Spike. Afortunadamente en el mundo sin embargo, también había chicos encantadores como Parker. Sí, las cosas tampoco eran tan malas. Cuando acababa la noche, como una mala pesadilla, Spike se diluía, efímero y olvidable, y lo que permanecía eran días radiantes de felicidad junto a Parker.

FIN

La continuación del fic es el capítulo 3 de la 4ª temporada (The hars light of day), en el que Buffy se acuesta con Parker, quien no vuelve a llamarla jamás, y Spike, con las valiosas informaciones de otro vampiro (nuestro rescatado Joshua, supongamos) consigue encontrar una joya, la Gema de Amara, que da la invulnerabilidad a su poseedor. Buffy se la quita y se la envía con Oz a Angel. Spike va tras la Gema (In the dark, primera temporada de Angel), pero el vampiro moreno decide destruirla. 

 

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