Amor  y Psique

(Mito clásico)

Había en cierta ciudad un Rey y una Reina; tuvieron tres hijas y las tres llamaban la atención por su belleza. La más bonita de ellas era la pequeña, Psique (nombre griego del alma). Lo era tanto que hizo sentir celos a la propia Venus, diosa de la Belleza. Venus mandó a su hijo, Cupido, dios del Amor, que hiciera que la joven se enamorara del ser más abyecto. Pero el dios se enamoró de la joven y, para no desobedecer a su madre, ideó una estratagema: el padre de Psique fue a consultar al oráculo y éste le dijo que llevara a su hija hasta una roca para desposarla con un monstruo.

Con gran pena, fue conducida hasta allí y abandonada. De pronto, la novia se sintió transportada hasta un frondoso valle, en medio del cual, junto a aun río, había un hermoso palacio. Entró y las puertas se abrían a su paso, y unas misteriosas voces la guiaron, le sirvieron de comer y, después, la condujeron hasta el dormitorio. De noche, sintió a su lado a su misterioso marido, que se acostó con ella. Pero no pudo verlo: antes de amanecer, ya había desaparecido. Así estuvieron viviendo por algún tiempo; durante el día, Psique estaba sola, y , a la noche, su esposo se reunía con ella. Y así vivía muy feliz. Hasta que un día sintió añoranza de su familia y pidió permiso a su esposo para ir a visitarla. Él se lo concedió, pero advirtiéndole que no hiciera caso de los consejos que la indujeran a averiguar cómo era su marido, porque sería perderlo para siempre. Pero sus hermanas se las apañaron para sonsacar a Psique que no conocía a su esposo y la convencieron para que, a su regreso, encendiera una lámpara de aceite para ver cómo era.

Ella así lo hizo, pero, al acercar la luz y ver la hermosura de Cupido, de la emoción, derramó una gota de aceite hirviendo sobre su hombro y lo despertó. Él, cumpliendo su advertencia, la abandonó.

Psique empezó a vagar en busca de su esposo. primero acudió al templo de la diosa Ceres, después a una arboleda de la diosa Juno, pero nadie la pudo ayudar. Finalmente, se vio obligada a acudir a Venus. Pero la madre de su amado no se apiadó de ella: le mandó tareas imposibles, que sólo pudo realizar con la ayuda de animales y cosas, amigos de Cupido y, finalmente, la envió al reino de los muertos a que la diosa Proserpina le diera una caja llena de su belleza.

Es aconsejada por una torre que le indica cómo debe comportarse durante el viaje: debía llevar dos tortas en las manos y dos monedas en la boca; las dos monedas eran para facilitarle el paso del río que separaba el reino de los vivos del de los muertos, tanto a la ida como a la vuelta; y las dos tortas, para aplacar a un perro enorme de tres cabezas, que estaba siempre al acecho, guardando la morada de los muertos; por último, le aconsejó no abrir la caja que le diera Proserpina.

Psique siguió los consejos y regresó sana y salva, pero, una vez a este lado del río, abrió la cajita y de ella salió un sueño mortal que la hizo desplomarse. Afortunadamente, Cupido se apiadó por fin de ella y acudió en su ayuda; recogió el sueño, lo metió de nuevo en la cajita y luego la despertó. Y vivieron juntos eternamente.

 

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