La Cenicienta

ÉRASE UNA VEZ un hombre cuya esposa había muerto, dejándole a su cuidado a su única hija; así que se casó de nuevo. Su segunda esposa era una engreída, de lengua mordaz, que tenía dos hijas tan malas como ella. La hija del hombre era gentil y bondadosa como lo había sido su madre.

No pasó mucho tiempo antes de que la madrastra y sus dos hijas le amargaran la vida a la pobre muchacha. Siempre la maltrataban y la trataban como a una criada. El único sitio donde podía encontrar un poco de paz era junto a la chimenea, entre las cenizas: y se reían de ella y la llamaban Cenicienta. Pero aun con harapos, Cenicienta seguía siendo mucho más bonita que sus hermanastras, con todas sus galas. 

 Entonces el hijo del rey decidió dar un baile, e invitó a toda la gente elegante de kilómetros a la redonda. Iba a haber dos noches de baile y festejos. Las hermanas estaban emocionadas. No podían pensar ni hablar de otra cosa, y pronto tuvieron a Cenicienta dedicada a ellas de pies y manos para asegurarse de que tenían el mejór aspecto. Cenicienta incluso les arregló el pelo, y a pesar de que era tan amable como podía, le decían bruscamente: "No me des tirones, niña", y "¡Menos mal que no te han invitado al baile, torpe zoquete!". Nadie más hubiera podido desenredarles el pelo, pero Cenicienta era lo bastante bondadosa para hacerlo. Cuando las hermanas se embutieron en sus vestidos nuevos y se fueron al baile, Cenicienta se sentó entre las cenizas, sola. Entonces empezó a llorar.

Cuando miró a través de sus lágrimas, una dama mayor estaba sentada allí Tenía un rostro amable y sostenía una varita en su mano. "¿Por qué lloras? -le preguntó-. Dime. Soy tu hada madrina." Entonces Cenicienta contó cuánto anhelaba ir al baile.

"Entonces irás -dijo su hada madrina-. Tráeme una calabaza."

Cenicienta fue al jardín y cogió la calabaza más grande que encontró. Su hada madrina vació el interior, le dio un golpecito con su varita, y en un instante se convirtió en una hermosa carroza dorada. Entonces miró en la ratonera y encontró seis ratones vivos, los tocó con su varita y se convirtieron en seis elegantes caballos grises.

 

 

 "Ahora necesitamos un cochero", dijo el hada, buscando a su alrededor algo apropiado.

"Voy a ver si hay una rata en la ratonera -dijo Cenicienta, excitada. Había tres, y una de ellas tenía los bigotes más largos que nunca había visto-. Esta puede ser un buen cochero", dijo Cenicienta. Entonces el hada le dio un golpecito con su varita, y se convirtió en un grueso cochero con un bigote enorme.

"Ahora -dijo el hada madrina-, detrás de la regadera encontrarás seis lagartos. Tráemelos. Cuando los tocó con su varita se convirtieron en seis lacayos vestidos con librea. ¡Bueno, ahora puedes ir al baile!" "¡Con estos harapos!", exclamó Cenicienta.

Entonces su hada madrina la tocó con su varita, y al instante sus vestidos harapientos se convirtieron en un traje de oro y plata, bordado con perlas; Y sus gastados zapatos, en zapatitos de cristal.

Cuando Cenicienta subió a la carroza, su hada madrina le dijo: "Recuerda que tienes que dejar el baile antes de medianoche. Para entonces se acabará el hechizo, ¡y todas las cosas encantadas volverán a su forma real!". Cuando Cenicienta llegó a palacio, nadie podía apartar los ojos de aquella bella desconocida, que seguramente sería una princesa. El príncipe bailo con ella toda la noche. Pero a las doce menos cuarto, se escabulló de la sala de baile y se fue con su carroza.

Cinderella by Edmund Dulac

Al día siguiente, las hermanas estaban hablando del baile, especialmente de la princesa que había llegado de repente y luego había desaparecido. ¿Quién podía ser?

"Me hubiera gustado verla -dijo Cenicienta-. Por favor, alguna de vosotras podría dejarme un vestido para ir al baile!" "¡Desde luego que no! -dijeron las hermanas-. Nos avergonzarías delante del príncipe. ¡Y qué pensaría la encantadora princesa si nos viera con una sucia criatura como tú!"

Esa noche, cuando las hermanas se habían ido, el hada madrina de Cenicienta transformó la calabaza, rata, ratones y lagartos de nuevo, y se fue al baile con unos zapatitos de cristal y un traje incluso más bonito "No olvides volver antes de medianoche", le dijo. Cenicienta y el príncipe bailaron juntos toda la noche. Reían y hablaban, y se susurraban al oído. Ella se olvidó del tiempo. Cuando oyó las campanadas de medianoche, Cenicienta huyó.

El príncipe corrió tras ella, pero todo lo que encontró fue un zapatito de cristal. Preguntó a los guardias de palacio, pero no habían visto salir a una princesa, sólo una campesina vestida con harapos.

Cenicienta, mientras tanto, tuvo que volver andando a casa, sin carroza, ni caballos, ni cochero, ni criados y sin traje de fiesta.

Todo lo que quedaba de su elegancia era un zapatito de cristal.

El príncipe, que se había enamorado perdidamente, proclamó que se casaría con la doncella cuyo pie se ajustara al zapatito de cristal. Visitó todas las casas del reino en su busca. Por fin el príncipe llegó a la casa de Cenicienta. Las dos hermanas intentaron por todos los medios meter sus grandes pies en el zapatito de cristal, pero fue en vano. "¿Hay alguna otra muchacha en la casa?", preguntó el príncipe.

"No -replicaron las hermanas-. A no ser que contéis a Cenicienta, pero sólo es una sucia pequeña que no sirve para nada." "No importa -dijo el príncipe-. Dejad que se pruebe el zapatito." Entonces Cenicienta salió de la cocina. Su pie se deslizó en el zapatito de cristal, y aun con su harapiento vestido, el príncipe pensó que era la muchacha más bella del mundo.

Cenicienta y el príncipe se casaron y vivieron felices, Y Cenicienta, que era tan buena como hermosa, perdonó a sus hermanastras y se las llevó a vivir con ella, donde se casaron con nobles de la corte.

FiNAL DE GRIMM En la versión de La Cenicienta de Grimm, cada hermanastra se corta un trozo de pie para que quepa en el zapatito. Sus intentos de engañar al príncipe son frustrados por los arrullos de dos palomas: "Vuelve a mirar, vuelve a mirar: la zapatilla está sangrando, la zapatilla le va apretando, la novia de verdad está aún en el hogar". Más tarde, el día de la boda de Cenicienta, las mismas palomas les sacan los ojos a las hermanastras.

                                    (Actividades)