Para Vladimir Propp

 

    Para Vladimir Propp, los relatos maravillosos cumplían una importante función dentro de una serie de ritos a los que los jóvenes de ambos sexos debían someterse para pasar a la vida adulta.

En las sociedades cazadoras de cualquier lugar del mundo existían unos ritos de paso, unas pruebas que el aspirante debía superar para demostrar que ya no era un "adolescente" (el que adolece de algo, al que le falta algo), sino un adulto capaz de integrarse en otra etapa vital con todas sus consecuencias. Y en estas pruebas de selectividad para la vida futura, los relatos desempeñaban la función de explicar al aspirante la necesidad de soportar el dolor, de aprender a moverse por bosques intrincados, a triunfar sobre los enemigos humanos e inhumanos, de utilizar de la mejor manera posible los auxilios que se le prestaban para terminar triunfando sobre todas las adversidades.

 

(Jóvenes yorubas son conducidos por un "ser" hasta el bosque sagrado donde se celebrará el ritual de iniciación para entrar a formar parte de la sociedad del Dios Oro que está al servicio de los muertos.)

    Estos ritos iniciáticos, tal como se practican en sociedades cazadoras se reflejan en una serie de elementos simbólicos que aparecen en los cuentos maravillosos. 

    El tema y estructura del cuento serán, pues, producto del régimen de clanes cazadores; conforme las formas de vida vayan cambiando, los relatos perderán su función exclusivamente religiosa y esotérica para transformarse en relatos artísticos, relatos que conservan huellas de su anterior función social.

Son, por tanto, las formas de vida y los ritos de las tribus cazadoras los que explican el enigmático fenómeno de la analogía universal de los temas folclóricos.  (Ampliar esta información)

                    (Más teorías sobre el origen de los cuentos)