Bajada a los Infiernos. (Eneida)

                 Con tales palabras rezaba y abrazaba los altares, cuando esto comenzó a decir la vidente: “Nacido de la sangre de los dioses, troyano Anquisíada, fácil es la bajada al Averno: de noche y de día está abierta la puerta del negro Dite; pero dar marcha atrás y escapar a las auras del ciel, ésa es la empresa, ésa es la fatiga. Unos pocos a los que amó el justo Júpìter o su ardiente valor los sacó al éter, lo lograron, hijos de dioses. En medio los bosques todo lo ocupan, y el cauce del Cocito lo rodea en negra revuelta. Pero si ansia tan grande anida en tu pecho, si tanto deseo de surcar dos veces los lagos estigios, de dos veces ver la negrura del Tártaro y te place emprender una fatiga insana, escucha primero lo que has de hacer. Enun árbol espeso se esconde la rama de oro en las hojas y en el tallo flexible, según se dice consagrada a Juno infernal; todo el bosque la oculta y la encierran las sombras en valles oscuros. Mas no se permite penetrar en los secretos de la tierra sino a quien ha cortado primero los retoños del árbol de dorados cabellos

                                                                                                                                        Eneida VI