Cunde feroz el griterío en el adarve, vibran los arcos, las hondas zumban, cubren los proyectiles todo el suelo, suenan golpes en escudos y cascos, es la refriega sin cuartel, tan brava como turbión que azota de occidente al surgir las Cabrillas, como tromba de granizo, en el mar, cuando despeña Júpiter  las aguas que amontona el Austro, y abre en el cielo el vientre de las nubes.

Eneida IX  vv.903-913