Turno también al fin se precipita sin más vacilación, despliega sus huestes todas en la orilla contra el Troyano. Suena el clarín, y con feliz augurio, Eneas el primero abre una brecha en medio de las tropas  campesinas. Desbanda a los Latinos derrocando a Terón, el gigante que temerario le sale al encuentro. En la broncínea loriga le hunde Eneas el acero, y por la veste rutilante de oro vierte el costado su hontanar de sangre.

 Eneida X vv. 463- 474