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PATRULLA NOCTURNA

(Drabble, 4ª temporada)

 

 

            Era viernes por la noche y Buffy estaría mucho mejor en el Bronze, con Will, Xander y Anya. En lugar de eso, patrullaba por el cementerio lo suficientemente aburrida como para reafirmarse en su opinión habitual de que su vida de superheroína no era nada envidiable. Al menos Riley también tenía la noche ocupada y, por eso, el tedio de Buffy no se acrecentaba pensando que podía estar haciendo algo infinitamente más agradable en los musculosos brazos de su novio. En cualquier caso, se le ocurrían mil cosas mejores en que entretenerse que revisar los rincones oscuros de Sunnydale.  Suspiró.

            Entonces algo llamó su atención: una pareja, apenas dos sombras, se movían silenciosas en la lejanía. ¡Cuánto inconsciente quedaba aún en la Boca del Infierno! Debía avisarles de que aquellos paseos por las cercanías del cementerio eran peligrosos, así que se dirigió hacia ellos. Buffy estaba segura de que no le creerían, pero al menos esperaba que no se cabrearan por estropearles el romanticismo. La pareja cruzaba ahora bajo el círculo de luz de una de las escasas farolas y, a pesar de la oscuridad y de la distancia, Buffy reconoció al punto a una de las dos figuras. ¡Spike! Spike que, justo en aquel momento, se inclinaba sobre el cuello de la chica. Cómo había conseguido que el chip no obstaculizara sus propósitos era un misterio que Buffy no se detuvo en averiguar. Se lanzó a la carrera y en un suspiro se encontraba ya junto a ellos antes de que fuera demasiado tarde. ¡Iba a hacer que aquel mal bicho de Spike se arrepintiera de estropearle una noche tranquila !

-   ¡Suéltala, maldito bastardo!

Su derecha impactó contra el mentón de Spike tumbándolo de inmediato en el suelo. A horcajadas sobre él, siguió descargándole puñetazos sobre el rostro, hasta literalmente partirle la boca.

-    Algún día, Spike, tendrás que explicarme cómo mantienes esa milagrosa habilidad para seguir haciendo el mal, aunque sea teóricamente imposible.

-    Creo que te equivocas, luv – consiguió articular entre los golpes el vampiro, al tiempo que le lanzaba una mirada de odio, desde el suelo, sujeto entre las piernas de ella. – Pero... me encantará ver cómo te sacan de tu error.

       Buffy comprendió demasiado tarde que efectivamente se había precipitado, justo en el momento en que una fuerza sobrehumana la atacó por la espalda, la alzó en vilo y la lanzó contra la farola. La cazadora se maldijo casi más que por su error de principiante, por tener que darle la razón a Spike. Se puso rápidamente en pie y esperó que la acompañante de Spike volviera a atacarla, lo que no se hizo esperar. También Spike se levantó sacudiendo parsimoniosamente el polvo de sus ropas.

-          Hummmm. Pelea de chicas por mí. Pensé que nunca lo vería.

-          Cállate, Spike.

La vampiro, una rubia alta y fibrosa, era más dura de lo que aparentaba y tenía cierta experiencia en lucha, así que Buffy se dijo que más le valía no aumentar el número de errores estúpidos en lo que quedaba de noche. Sobre todo para no darle a Spike esa satisfacción. Las dos luchadoras se midieron unos segundos amagando golpes inofensivos hasta que la vampiro tomó la iniciativa. Se lanzó a fondo y alcanzó con un impresionante directo el estómago de Buffy. Ésta retrocedió para mantener la posición y aprovechó que la otra descuidó un momento la guardia para contraatacar con una serie de patadas que estuvieron a punto de decidir la pelea. Pero entonces su contrincante cogió la tapa metálica de un contenedor de basura y golpeó con ella a Buffy, que cayó hacia atrás. Spike contemplaba la escena apoyando tranquilamente la espalda contra el muro del cementerio.

-    Perdona si no te ayudo, cazadora, pero... estoy muy ocupado disfrutando.

Buffy ni le miró. Necesitaba toda su concentración para esquivar los ataques de la vampiro. Ésta aún conservaba la pieza metálica como arma y demostraba saber cómo usarla. Buffy aprovechó una leve indecisión de su contraria para trabar sus piernas y hacerla caer. Se lanzó sobre ella y las dos rodaron por el suelo. Finalmente, Buffy quedó encima y, con la precisión de una larga práctica, clavó limpiamente la estaca en el pecho de su oponente.

Cuando se levantó, arreglando sus ropas, su mirada se encontró con la que le dedicaba Spike, ribeteada de una difusa irritación no exenta de rencor.

       - ¿Te has divertido? Quizás no estaría mal una disculpa, cazadora...

¿Disculparse ante Spike? ¡Aquello tenía gracia!

       - Eres un vampiro y el ser más rastrero que conozco. Te veo con una chica en un sitio solitario y oscuro ¿qué puedo pensar?

       - ¿Que qué puedes pensar? – Spike elevó sus ojos al cielo y se encaró con ella- A ver, cazadora, déjame ayudarte: una pareja, sitio solitario, oscuro... ¿tú qué crees que iba a hacer con ella?

 La pregunta tenía todo el descaro y el sarcasmo de Spike, aquella marca de fábrica suya que hacía evidente y obscena la más velada insinuación. Sólo que aquello tenía muy poco de insinuación.

-    ¿Ibas a... tirártela? –preguntó un tanto confusa Buffy.

-    ¡Premio para la señorita! –confirmó él.- “Iba”, en pasado, antes de que tú hicieras literalmente polvo mi cita.

       Sexo entre vampiros. A Buffy le sonó bestial y desagradable, quizás por la crudeza superficial con que Spike hablaba de ello.

-    ¡Eres un pervertido!

       El vampiro rubio se le plantó delante.

-    Vivo en casa de ese idiota de Harris y su novia demonio que se pasan día y noche haciéndolo como conejos. Las brujitas se entregan apasionadamente a “la magia” y tú no pierdes ocasión de sobar a tu soldadito. ¿Y yo soy el pervertido? ¡Por favor! ¡Si Castidad empieza a ser mi segundo nombre...! A este paso mi vida sexual va a acabar pareciéndose a la de Giles.

       Quizá volvía a tener razón. La experiencia le decía a Buffy que con Spike más valía no discutir, así que pensó que lo mejor sería dar carpetazo al asunto.

-    Bueno... ha sido un error – admitió la muchacha.

Empezaron a andar uno al lado del otro. Buffy le miró de reojo. Su perfil se destacaba con nitidez y sus zancadas elásticas la escoltaban en silencio. Le molestaba admitirlo, pero debía reconocer que Spike tenía motivos para estar enfadado, aunque, después de todo, parecía haberlo asumido con bastante elegancia. De hecho, ahora ya no parecía demasiado molesto. Caminaba a su lado, sin más reproches, como si hubiera casi olvidado ya el contratiempo. Quizá por eso, Buffy se sintió obligada a excusarse.

-    Lamento haberte estropeado la noche.

  Fue otro error. Sentirse culpable era una brecha en la coraza de Buffy que Spike nunca desperdiciaría. Sin ni siquiera mirarla, a su lado, la voz sin matices de Spike, volvió a la carga.

-     Deberías compensarme.

Buffy se detuvo escandalizada. ¿Cómo se atrevía?

-¡Ni en sueños!

Se interpuso ante él mirándole furiosa y sólo entonces vio la sombra de una sonrisa perversa rondando por la boca sensual de Spike. Una sonrisa que se hizo cada vez más abierta y más burlona.

-      En mis sueños ya me compensas, cazadora.

Buffy tardó un poquito en reaccionar, pero luego consiguió mostrar un desprecio bastante auténtico.

- ¡Como si me importara con qué porquerías sueñas!

Le volvió ostentosamente la espalda y se marchó antes de que Spike tuviera la oportunidad de enredarla en otra de sus réplicas venenosas. ¿Por qué no acababa de una vez con él? ¿A santo de qué seguía soportando a aquella serpiente insidiosa? Y ahora... ¡lo único que le faltaba: amenizar los sueños eróticos de un vampiro degenerado! Se sentía ofendida, ofuscada, llena de furia, odio,... y curiosidad. Quizá por eso procuró irse con tanta rapidez, antes de que aquel estúpido interés le hiciera dar el enésimo traspiés de la noche.

Spike se quedó solo y con su media sonrisa en la boca. Buffy le había estropeado la cita, pero hacerla rabiar era casi tan placentero como el polvo que había perdido. Y, además, a él no podía engañarlo. Aunque aparentara indignación por sus comentarios obscenos, no estaba tan enfadada como fingía.

Mientras la miraba alejarse en la oscuridad, se limpió la sangre que aún manchaba su labio partido y lamió despacio el líquido rojo, aunque en aquel momento pensaba en otra cosa.

FIN